lunes, 7 de septiembre de 2009

EL DERECHO A LA CIUDAD


“Somos parte de la ciudad y sin embargo, no somos esenciales para su transformación”


La ciudad es un espacio artificial construido por el hombre, por ello se transforma a la misma velocidad que la sociedad. Como dice David Harvey “el hombre cambia cambiando la ciudad”. Las transformaciones en la ciudad requieren de la energía colectiva para formar nuevos procesos de urbanización.

En este sentido, David Harvey concibe el Derecho a la Ciudad como “la libertad que tiene el ser humano de hacer y rehacer la ciudad”.

Harvey considera que la urbanización depende de personas con poder económico, por lo tanto existe una estrecha conexión entre el desarrollo del capitalismo y la urbanización.

Las revoluciones urbanas se han dado principalmente a dos ciclos económicos:
1. Las crisis económicas.
Durante este ciclo económico el principal gestor de las transformaciones urbanas es el gobierno, dado que reactiva la economía por medio de la inversión pública en infraestructura.
2. El auge o expansión económico
Durante el auge o expansión económica el que gesta las transformaciones es el sector empresarial, ya que construye todo tipo de infraestructura de acuerdo a sus necesidades para llevar a cabo la producción o transacción de mercancías o bien, para llevar a cabo transacciones financieras.

En este sentido, las transformaciones urbanas no han sido únicamente una cuestión de infraestructura, sino también una cuestión de cambios en la forma de vida de cada individuo. Sin embargo, aunque en todos y cada uno de nosotros inciden las transformaciones, solo el gobierno y las personas con poder económico pueden gestar los cambios en la ciudad.

El Derecho a la Ciudad, ese derecho de hacer y rehacer, se encuentra en manos privadas, esto trae como consecuencia que los espacios públicos sean privatizados y que las áreas urbanas se dividan en zonas ricas y pobres.

Existen, pues, dos tipos de ciudades en una, una en la que se encuentra el planeta de los edificios y otra en la que se encuentran los cinturones de miseria.Desde mi punto de vista, actualmente las transformaciones urbanas se gestan de manera unilateral, por ello, la gente común y corriente no tiene derecho a opinar y solo debe limitarse a adecuarse a las transformaciones. Por ello es imperante que la sociedad se organice y exija su “Derecho a la Ciudad”, ese derecho que por el solo hecho de ser habitante de la ciudad le corresponde, ese derecho de cambiarse cambiando la ciudad.

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